Un informe reveló que el 51,2% de las madres no recibe cuota alimentaria, y sólo 1 de cada 10 padres separados cumple con su obligación de pagar una cuota digna. La mayoría tuvo que acudir a la vía legal para garantizar ese derecho de sus hijos e hijas, y el 80% considera que la Justicia fue, valga la redundancia, injusta.
El informe “Incumplimiento de la obligación alimentaria en la Provincia de Buenos Aires: Un problema estructural que profundiza las desigualdades de género” presentó datos preocupantes sobre la situación de las madres separadas en Argentina. El estudio revela que el 51,2% de las madres no recibe cuota alimentaria, ni el progenitor de sus hijos e hijas cubre otros gastos. Además, el 66,5% no recibe obligación alimentaria o sólo la percibe eventualmente. Esto significa que la mayoría de las madres cría sola con los cuidados, los costos y la inflación en sus espaldas. ¿Dónde queda, entonces, la paridad a la hora de la crianza?
Es sorprendente que ni siquiera 1 de cada 10 padres separados cumple con su obligación de pagar una cuota digna y/o cumplir con el pago directo de gastos e inversiones en salud y educación. Es común escuchar quejas de estos progenitores sobre lo que hacen por sus hijos e hijas y lo que les quitan las madres, pero la realidad es que son ellas quienes llevan el peso de la carga económica. Si las cuotas quedan congeladas, son las madres quienes financian la crianza de sus hijos e hijas: acá no hay madre que se pueda encoger de hombros y decir que no les alcanza para desayunar o cenar, se hacen malabares.
La investigación también muestra que, dentro de las madres que sí reciben cuota alimentaria, solo el 10% asume que les alcanza. La mayoría de las veces, los padres dicen que no tienen, que no les alcanza, que se fueron de la casa, que tienen que pagar el alquiler o sus gastos fijos. Estas excusas no justifican el incumplimiento de la obligación alimentaria y, en muchos casos, son meros pretextos para evadir responsabilidades.
La situación de las madres separadas es especialmente preocupante en un país en terremoto inflacionario permanente como Argentina. Las madres que crían solas a sus hijos e hijas tienen que afrontar los costos y los cuidados sin la ayuda del padre. Esto profundiza las desigualdades de género y perpetúa la violencia económica y simbólica contra las mujeres.
Por otro lado, la red Mujeres que no Fueron Tapa abrió una encuesta preparándose para el #8M, donde consultaba a sus seguidoras sobre cuota alimentaria, e incluso el entorno que tenían con progenitores cumplidores o no. Con testimonios explícitamente violentos respecto a la paridad económica, la encuesta informal arrojó datos preocupantes. El 87% respondió que el monto de la cuota alimentaria no era suficiente con los gastos de sostenimiento de los hijos; el 68% tuvo que recurrir a una vía legal para que el progenitor afronte su responsabilidad económica y, lamentablemente, el 82% no consiguió justicia en la Justicia, valga la redundancia.

En el contexto del #8M, fecha esencial donde cada año se alza la voz en pos de la conquista de derechos e igualdad de género, ¿Qué tan equitativa es la paridad a la hora de quienes tienen que afrontar la crianza? Ya no hablamos de madres, hablamos también de infancias, donde la mitad más uno de niños y niñas crecen en un contexto donde quien cría hace malabares, y quien no, se encoge de hombros.