Entre 1997 y 1999 el Museo de la Ciudad tuvo su época de apogeo. No obstante, entre robos y desmantelamientos, las obras se fueron perdiendo una a una: objetos que pertenecían a los vecinos de Alta Gracia, que donaron sus más preciadas piezas históricas para que sean exhibidas, tuvieron un final incierto.

Como ya hemos narrado en dos publicaciones previas, el Museo de la Ciudad tuvo su auge entre 1997 y 1999; luego, comenzaría lo que fue su la decadencia. «Se levantaron exposiciones, se guardaron y se robaron cosas: cada dos por tres presentaba notas de faltantes del patrimonio del Museo», narraba Luis Rosanova, sobre lo que serán los últimos años del Museo en pie, en un especial de Redacción Alta Gracia.

Parte I: Los inicios del Museo de la Ciudad

Parte II: El auge del Museo de la Ciudad

«Había un fonógrafo, que todavía estoy preguntando dónde está», asegura Rosanova: museólogo, historiador y restaurador, y principal impulsor del Museo de la Ciudad. Entre las piezas históricas que aún no se conoce su paradero, se encuentran objetos de intendentes de Alta Gracia de comienzos del siglo XX, como por ejemplo, una máquina de escribir de un solo dedo, o la máquina de coser de la esposa de Pedro Bútori y su bastón de mando con empuñadura de plata. «Se descubre que algunas cosas habían sido robadas y tuvieron que salir a realizar denuncias. Encuentran en un negocio de antigüedades de Córdoba, que un ex empleado municipal había vendido los objetos», manifiesta el museólogo.

WhatsApp Image 2022 11 24 at 10.00.38 - Historias e histeria, última parte: ¿qué pasó con las obras del Museo de la Ciudad?

Después de la intendencia de Mario Bonfigli, asume la gobernación Walter Saieg junto a Facundo Torres. Fue en este tiempo cuando la Municipalidad muda sus oficinas al edificio de la Casa de la Cultura, donde funcionaban – valga la redundancia – la Casa de la Cultura y el Museo de la Ciudad.

«Empieza un desbande de los objetos guardados, todos los cuadros. Todo el acervo del Museo de la Ciudad desaparece. Mucho fue a parar al palier del Cine Monumental Sierras, otros fueron a parar a depósitos del Museo Manuel de Falla. Desperdigaron todos los cuadros, sin ningún control”, cuenta Rosanova. Dicho sea de paso, el edificio resultó «incómodo», y las oficinas abandonaron la Casa de la Cultura, pero los objetos no volvieron.

Así, se fue desgranando el acervo cultural del Museo de la Ciudad. «Cada cosa que ingresaba al acervo, se le notificaba a los concejales para que saliera una ordenanza aceptando la donación», explica el museólogo, al ser consultado por la existencia de un inventario.

Así, el Museo de la Ciudad desapareció de la noche a la mañana: «hace quince años que yo vengo bregando para que me expliquen dónde está el acervo del Museo de la Ciudad», asegura Rosanova.

Para la producción de esta nota, desde Redacción Alta Gracia se intentó contactar a funcionarios y trabajadores del lugar de la época de la intendencia de Walter Saieg, sin éxito alguno. Por otro lado, se procuró tener la palabra de Lara González, actual Directora de Turismo y Cultura – quienes algunas fuentes consultadas señalaron que poseía información sobre el destino de los objetos y obras – sin obtener respuesta.

Hoy las salas de la Casa de la Cultura están completamente vacías: salvo por elementos usados para los talleres que allí se realizan. Quien no conoce la historia, jamás se habría imaginado que allí funcionó un Museo que albergó en sus vitrinas los más preciados objetos de las familias altagracienses: objetos históricos, objetos que hacían a la memoria colectiva, como los del Petit Colón. Cada familia contó su historia a través de una pieza, que hoy parece perdida.