La propuesta de unos comerciantes, a la que adhirió el Centro de Comercio, se tornó en un sensacional éxito: cientos de niños y familias colmaron las calles disfrazados. Incluso, por momentos, la calle Belgrano tuvo que ser cortada al tránsito vehicular debido a la cantidad de gente que rebosaba las veredas.
Año a año, tímidamente, el festejo de Halloween fue creciendo en la ciudad: algunos jóvenes, a los que se les sumaron niños, ingresaban a los comercios con la premisa «dulce o truco».
Este año, avalado por el Centro de Comercio, la propuesta dio un paso más y el resultado fue un éxito rotundo: cientos de niños y sus familias colmaron las calles del casco céntrico, ataviados de escalofriantes – y en algunos casos, hasta tiernos – disfraces alusivos a la fecha.
Los comerciantes, con una sonrisa, entregaban los dulces a los más chiquitos y en algunos casos en minutos tuvieron que colgar carteles en sus puertas avisando que ya no quedaban más caramelos.
El punto cúlmine de la jornada fue cerca de las 18:30, cuando tuvieron que cortar el tránsito de la Avenida Belgrano, debido a la cantidad de niños que rebosaban las veredas.
Fue una tarde en la que, tanto niños como familias, disfrutaron sanamente de una jornada a puros caramelos.