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El titular de una firma que produce raciones de comida para el Paicor debe responder por cohecho y amenazas. Le adjudican una “relación desigual de poder” por el manejo de la sociedad.

La fiscal de Distrito 3, Turno 5, de Córdoba, Patricia García Ramírez envió a juicio a un empresario del rubro gastronómico por haber ejercido violencia de género en contra de su exesposa y por haberla desplazado de la conducción y las decisiones de la firma a pesar de ser ambos los socios titulares.

El expediente ya ingresó en la Cámara 12ª del Crimen, que comenzó a tramitar la prueba con vistas al debate oral y público que tiene como acusado a EAB, un hombre de 69 años acusado de “coacción” y “amenazas” en perjuicio de su exesposa, de quien estaba divorciándose. Los nombres de los protagonistas se omiten para preservar la intimidad de la supuesta víctima.

En el marco del proceso de separación y divorcio, las diferencias en la pareja se ampliaron al ámbito empresario, donde ambos eran titulares y socios de dos firmas, una que elabora raciones del Paycor y tiene unos 360 empleados y la otra en la que están inscriptos bienes raíces y vehículos.

Representada por Miguel Ortiz Pellegrini, la mujer asegura haber sido maltratada física, verbal, psicológica y económicamente, incluyendo el desplazamiento de las decisiones y el control de las empresas.

Además de relatar agresiones, el expediente se basa en dos hechos similares en los que EAB habla a cada uno de los dos hijos de la pareja para que le transmitan a la madre que iba a matarla si continuaba haciendo reclamos.

PROMESAS DE MUERTE

García Ramírez, indica que el 26 de julio de 2019, EAB habló a uno de los hijos en un barrio cerrado de la capital cordobesa, casa en la que estaba viviendo la madre del joven y ex del imputado. En esa conversación “con la deliberada intención de que (el joven) le comente a su madre y de ese modo amedrentar tanto a ella como a su interlocutor, le dijo ‘A tu madre tendría que haberla matado hace 10 años, la voy a tener que matar ahora’”.

Según la fiscal, esos “dichos que llegaron a conocimiento” de la mujer ese mismo día y fueron vertidos por el imputado “en el contexto de una conflictiva que él mismo mantenía con su esposa (de quien se encontraba separado de hecho), frente a quien, se posicionaba en un claro marco de superioridad, quedando configurado con sus actos una relación desigual de poder”.

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