(Para Sumario Noticias) Usualmente el término «marica» remite a una persona con ademanes afeminados y fue -y a veces sigue siendo- utilizado para descalificar u ofender a una persona. En los últimos años -y gracias a las organizaciones LGTBIQ+- se rompieron tabúes a fin de avanzar en sociedades más igualitarias. En Alta Gracia la marea llegó para quedarse con la primera marcha de orgullo y ahora el «Carnaval Marika». Pero las desigualdades al acceso a la salud y la lucha de fondo siguen siendo materia pendiente.
Las primeras marchas del orgullo se realizaron en 1970 en Nueva York, Los Ángeles, San Francisco y Chicago, en ocasión del aniversario de los Disturbios de Stonewall. Mientras que en Los Ángeles la marcha adquirió un tono festivo y abierto, en Nueva York fue concebida como un acto militante.
El 2 de julio de 1992 se organizó la primera Marcha del Orgullo LGBT de Buenos Aires, la primera en América del Sur, con una participación de unas 300 personas, muchas de las cuales usaban máscaras de cartón para no ser reconocidas; se realizó bajo la consigna «Libertad, Igualdad, Diversidad».
Por su parte, el jesuita José María Rodríguez Olaizola, conocido escritor y sacerdote, escribió un artículo con motivo del día del ‘Orgullo gay’: “Un día no será necesario el Orgullo Gay ni ningún otro orgullo”, señala el religioso, el día que “todo el mundo reconozca la dignidad de las personas, de cada persona, sin que la orientación sexual sea algo que la menoscabe o la ponga en cuestión para algunas mentalidades”. El día en que “salir del armario” no sea noticia, “por ser pura normalidad”, día en que “los desprecios, rechazos, o persecución (…) ya sean historia”.
Año tras año, cientos de personas comenzaron a salir a las calles también para denunciar actos de violencia institucional ejercida por la policía contra la comunidad, la imposibilidad de acceso a la salud, transfemicidios y carencia de un trabajo digno.
HACIA EL CAMINO DE LA NORMALIZACIÓN
Sigue siendo complicado para algunas sociedades no etiquetar o sectorizar a las personas según su condición, no sólo sexual, sino de discapacidad, económica, étnica, entre otros.
Tal es el caso de la todavía difícil aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI). Se aprobó en octubre de 2006 y tras 16 años de vigencia, aún sigue siendo materia de discusión en los establecimientos educativos que se niegan a implementarla a fin de garantizar el acceso universal de los estudiantes a recibir una educación sexual en cada etapa de su vida.
Del mismo modo que vimos y asistimos en los últimos años a marchas y contramarchas en torno al debate sobre la Interrupción Voluntario del Embarazo. Parte de la sociedad se dividió entre las “verdes” y las “celestes” sin poder separar la ciencia de la religión.
De todos modos, un grupo de mujeres y diversidades estuvieron presentes en la explanada de la Estancia Jesuítica de Alta Gracia siguiendo el minuto a minuto de una sesión maratónica en donde finalmente se aprobó.
Desde esta misma lógica, también cientos de vecinos y vecinas no cesaron en los innumerables reclamos por hacer valer los derechos a un ambiente sano y doblegaron la inacción de distintos gobiernos logrando erradicar el basural a cielo abierto en Barrio La Perla.
Del mismo modo, se sumaron más vecinos y ambientalistas para decir “basta de fumigarnos” y se logró un resguardo ambiental que fue – sin lugar a dudas- un triunfo del poder popular.
PASO, PASO, PASO, SE VIENE EL MARIKAZO
Por primera vez, por iniciativa de un grupo de “Frente Género y Diversidad” llegaron al Concejo Deliberante de Alta Gracia para impulsar e institucionalizar acciones tendientes a visibilizar distintas acciones culturales de la comunicad LGTBIQ+, logrando a fines de noviembre de 2021 la gran Marcha de Orgullo del “Noviembre Diverso”. Además, cabe recordar que también impulsaron la colocación de la bandera de la diversidad en el mástil que se encuentra en el paseo de canal Falucho.
“Marika surge como una apropiación del término que para con nuestra comunidad se utiliza de manera peyorativa. Por eso la reivindicamos y la tomamos para empoderarnos a través de la utilización de este término que, desde afuera, se utiliza de manera negativa y nosotros las transformamos de manera positiva”, dijo a Sumario Noticias Camilo Molas.
Por otra parte, más allá del Carnaval Marika que se viene en los próximos días, las luchas siguen en pie.
“La comunidad trans sigue sin tener acceso a la salud, acceso a las hormonas que el Ministerio de Salud de la Nación sí las incorpora de manera gratuita. La mayoría de las personas nos atendemos en el dispensario de La Serranita que sí tiene acceso a la atención integral de la salud y la medicación que nosotros utilizamos. De parte del municipio hubo un diálogo para implementar un sistema de salud integral pero aún seguimos a la espera de esa respuesta. En relación al cupo laboral trans aún sigue pendiente ya que fue rechazado el proyecto que se presentó pero vamos a seguir insistiendo”, dijo Molas.
Finalmente Camilo indicó que a través de los eventos culturales que van organizando y gestando, “el trasfondo sigue siendo una manifestación política para poder visibilizar los reclamos, las falencias y las deudas que el Estado sigue teniendo con nosotres”.