En las últimas semanas han trascendido los casos de dos niños altagracienses que se encuentran atravesando enfermedades graves y necesitan costear sus respectivos tratamientos. Es allí cuando la solidaridad de la ciudad, no por primera vez, dice presente.

Es bien sabido que Alta Gracia es, por demás, solidaria. Basta que un caso trascienda para que vecinos pongan manos a la obra para ayudar a la familia que lo necesite: cuando se trata de niños, aún más. En las últimas semanas trascendieron los casos de Delfi Caponigro, la pequeña con Síndrome de Crouzon que necesita operarse y luego continuar un tratamiento en México. Rifas, eventos solidarios, publicaciones virales ayudan a la familia Caponigro a llevar adelante la situación. Sin ir más lejos, el lunes se realizó una jornada en la Casa del Litro, donde peluqueros y barberos cortaron el cabello y todo lo recaudado fue para Delfi: en un solo día se recaudó $18.000

Por otro lado, también se realizó el fin de semana un evento solidario para ayudar a Benja, un pequeño de Barrio Parque Virrey que padece una enfermedad en sus huesos. Durante el evento participó el Rotary Club, la Academia Espíritu Santo y comisiones vecinales. Si bien hace días atrás había trascendido que un vecino de Falda del Carmen le había donado una parte de la medicación (que ascendía a más de 20 mil pesos), miembros del Centro Vecinal del barrio confirmaron que el mismo hombre se comprometió a donar Aprepitant por tres meses, para ayudar a la familia de Benja a solventar los gastos.

No es la primera vez que una ciudad pone manos a la obra para ayudar a un niño: la movida solidaria por Delfina Caponigro hace recordar cuando en el 2019 Alta Gracia comenzó a interiorizarse en ayudar, más de una vez, a Santi Sánchez, quien padecía osteosarcoma osteoblástico. Copas deportivas, jornadas de tatuajes, festivales, clases de zumba, rifas y demás eventos fueron destinados a juntar fondos para que la familia de Santi pueda costear el tratamiento. Luego de batallar dos años con el agresivo tumor, el pequeño luchador falleció.

Otro caso resonante fue el de Bryana, una bebé que nació en plena pandemia con columna bífida: en los últimos días su familia buscaba una silla postural para la pequeña, que ya tiene dos añitos, y le fue donada en cuestión de horas.

Pero ¿qué está pasando con las obras sociales o el Estado para que padres tengan que exponer a sus hijos en una situación de vulnerabilidad – si hablamos de salud- para conseguir ayuda de sus vecinos y así costear tratamientos? ¿Qué pasaría si nuestra sociedad fuera apática y dejaría a su suerte a estas familias? Ni hablar de las colectas solidarias para costear operaciones, o incluso para aquellos que no tienen dónde vivir.

El influencer Santi Maratea dejó expuesto a nivel nacional a la obra social Ioma, quien negaban el tratamiento a Madeleine, una bebé argentina que necesitaba el medicamento más caro del mundo. ¿Qué está fallando para que las familias tengan que recurrir a un influencer, a las redes sociales y a las colectas solidarias para que sus hijos tengan una mejor calidad de vida?