Por Claudia Moreno- – Así reza un cartel, junto a una flor que reposa en la ventana de la casa que fuera de José Rolando Der Ohannesian, alias «Pepe» quien falleció en la noche del 7 de julio.
Mucho se ha escrito y dicho de un hombre que optó por una vida de «vagabundo» luego de perder su trabajo en el ex «Cine Monumental Sierras» donde, durante años trabajó de acomodador.
Quedó sin expectativas de superar ese trance, lo que culminó con el fallecimiento de su madre con quien vivía.
Su casa, ubicada en barrio Poluyán se había convertido en un criadero de ratas, mugre, bolsas, cartones. Pero «Pepe» estaba ahí, se refugiaba en ese lugar hasta que en la madrugada del 9 de junio del 2014, la vivienda se prendió fuego.
Por aquellos días se especulaba con la «travesura» de algunos inadaptados. Los mismos insensibles que años más tarde, en febrero de 2019, en estado de ebriedad, maniataron y maltrataron a «pepe» dentro del baño del Tajamar.

Por las cámaras de seguridad, se logró identificar a los agresores. Pero desde aquel episodio hasta el día de su muerte, «Pepe» ya no fue el mismo.
Los reiterados ingresos a diversos nosocomios de Alta Gracia por enfermedades relacionadas a la vida en la intemperie, veranos e inviernos crueles, se hicieron más habituales.
Sin embargo, su noche de gloria fue el día de la re-inauguración del Cine Monumental Sierras. «Pepe» fue el protagonista de todas esas noches. Pepe volvió a vivir. Volvió a tener un propósito: recibir y ubicar en sus asientos a los cientos de vecinos que durante un par de noches, pudo disfrutar de una sala ícono de la ciudad.
Pero después de 12 la carroza se volvió zapallo y «pepe» volvió a las calles. Sus familiares intentaron en varias oportunidades internar a José en un geriátrico con salidas regulares para que pueda estar contenido, atenido y cuidado. Pero «Pepe», así como se caracterizó ante todos como una persona amable y generosa, también lo era de terco y volvía a las calles.
A sus ochenta y tantos años «Pepe» ya no quiso más. Quizá su sueño se cumplió en vida al volver al lugar que- contaba- lo había hecho tan feliz: El Cine Monumental Sierras.
Hoy quedará en el recuerdo de muchos y de otros tantos que sabrán, por sus padres o madres, quién fue este emblemático «personaje», ícono de la ciudad del Tajamar.