“¿Por acá vamos bien a la Gruta?”, preguntaba una mujer joven cerca del Parque Infantil de Alta Gracia. Le quedan varios kilómetros serranos para llegar al Santuario de la Virgen de Lourdes, varias subidas y bajadas. Eran las 6 de la mañana y la lluvia que comenzó a la madrugada aún no paraba. Cada 11 de febrero, miles de peregrinos caminan los 35 kilómetros que separan Córdoba Capital de Alta Gracia para agradecer, pedir o para cumplir una promesa.
“Acá nos podemos sacar una foto”, le decía un joven a una chica. Sin rodeos ella en tono bromista le respondía: “Si me hacés parar de nuevo, me quedó acá”. Para los caminantes que salieron el jueves 10 por la noche, la jornada se complicó cuando comenzó la lluvia intensa y la temperatura bajó. Se los veía cansados, con un paso lento como si algo les quemara los pies al tocar el suelo. Muchos de ellos se lanzaron al camino sin preparación previa, solo llevados por la fe.
Al llegar al Santuario, personal de Defensa Civil se ocupaba de algunas personas con cuadros de hipotensión. En la carpa sanitaria, coordinaban acciones, tranquilizaban a los acompañantes de alguna persona descompuesta e incluso trasladaban a otros en camilla cuando la situación se agravaba. Cabe señalar que, la caminata tiene mucho de exigencia física y emocional. En los rostros se ven las lágrimas de los que llegaban cansados.
“Cuando la gente salió de Córdoba había muchísima gente. Cuando empezó a llover se empezó a dispersar. Muchos se quedaron esperando a que llegara la Virgen (alrededor de las 6 de la mañana)”, explicó Alicia, servidora en el Santuario de Lourdes. Cabe señalar que, los servidores se ocupaban de asistir en las misas, en los rituales religiosos y en la organización. En años anteriores, daban mate cocido a los primeros caminantes, pero con la pandemia tuvieron que cambiar ese método.
“La gente misma se fue cuidando, cuidando la distancia y manteniéndose con los grupos”, precisó. Para el área de Defensa Civil de Alta Gracia pasaron alrededor de 15 mil personas.
Zona de promesas
Facundo de 22 años coordina un grupo de 40 jóvenes y adolescentes de la Catedral que ríen entusiasmados con pilotos bajo la lluvia a las 6.30. Salieron de Córdoba Capital alrededor de las 21.30 horas del día anterior. Sobre por qué se realizaron la peregrinación, afirmó: “Por amor”. Agregó que, cada uno tiene su propio pedido.
“A mí ya me pasó que agarró la lluvia en 2019 y llegamos de igual manera. Vengo para cumplir una promesa porque estaba muy enferma cuando le prometí a la Virgen. Vine a agradecer y pedir bendición”, explicó Roxana de Villa del Libertador que caminó junto con su esposo. Varios vecinos coincidieron en pedir por su salud más allá de la pandemia, ya que tenía que ver con enfermedades previas propias o de familiares.
Roberto y Élida hace más de 40 años que caminan juntos en la peregrinación. “Vinimos la primera vez cuando éramos novios”, relató emocionado Roberto. “Queremos agradecer tantos años juntos y los avatares de la vida, lo bueno y lo malo”, destacó y bromeó: “Nos animamos a venir viejitos ya”. Tienen 60 y 62 años.
A la salida del santuario, un hombre caminaba junto con dos niños pequeños, al lado su pareja acarreaba un cochecito. “Para agradecer a la Virgen”, detalló de manera sencilla y escueta, ya que acompañaba a otro hombre que en el medio de los charcos de agua transitaba arrodillado en un costado del camino. En esta oportunidad, no se vieron tantas promesas sacrificadas como en otras oportunidades.
Fuente La Voz del Interior