Por María Luz Cortez. Dueño de un humor ácido, Brunancio, tiene más de 150 mil seguidores en su cuenta de Instagram y alrededor de él se ha formado una «comunidad» que comparte códigos y hasta un lenguaje en común que despierta sonrisas cómplices entre los seguidores. Brunancio está en Alta Gracia en el domo del «El Mentidero» en el Festival Mionca en el Sierras Hotel. El lunes 14, es el último día del festival.
«A mí Internet me salvó la vida. Antes la vida del dibujante era ir con una carpeta, golpear puertas, y buscar contactos. Ahora es como una galería. Pero tiene sus pro y sus contras porque vienen los buitres y te roban», consideró Brunancio. Al respecto, analizó que es importante cuidar a los artistas. «No todo es guita, con compartir, ya estás ayudando a tu amigo artista», destacó.
Prefiere mantener el anonimato detrás de un máscara intervenida que casualmente encontró en Córdoba en 2014. Estudió para Ilustrador y Diseñador Gráfico y el medio descubrió un estilo propio que le permitió vivir de lo que hace. En la actualidad, vive de las ferias, las ventas en su tienda nube y las Comic Con. Evalúa dedicarse al tatuaje también.Sus dibujos, incómodos por momentos, tomaron escena pública y junto con remeras y tazas con sus diseños.
«Mambites», «Confesiones», «La Casita», «Dulce lechitos», «Garcha de garche» es un lenguaje en común que maneja la comunidad de Brunancio. De manera natural, un día realizó una pregunta (antes de que existiera en Instagram la opción de la preguntita personal) y miles de usuarios comenzaron a contar de manera «muy literal» sus experiencias sexuales frustrantes.
Sobre cómo surgió la idea de las stories en Instagram, recordó que al principio «no le daba bolas a las stories», sólo para vender productos. Hasta que una noche salieron con una amiga a un bar y escucharon una cita que se notaba que era de Tinder. «El chabón hablaba de sí mismo todo el tiempo y era muy seca conch… E hice el dibujo con la cita y después fue la misma gente que empezó a comentar contandome. Se me ocurrió que la misma gente me mande historias y textear anonimante. Surgió así el «garche a garche»».
Entre su público, más del 70 por ciento mujeres, al respecto señaló que «trato de incentivar el hacelo, decilo». A fin de año, un recuadro con un dibujo en su feed daba un deseo para sus seguidoras.
La era de las redes
«Pasé por todas las cuentas. La primera cuenta que tuve Fotolog. Lo que más me daba era Facebook, pero ya se murió. Ahora subo cosas y me deja de seguir cosas», explicó. Respecto de Instagram, consideró que «lo que tiene es que todo ahora». «Facebook paso a ser de abuelas y tíos», bromeó.
«A veces, prefiero que me siga poca gente, pero fiel. Con la gente lo que logro es traspasar la pantalla y que se genere una comunidad de buena onda entre todos; no como el ídolo», analizó.
«Se va armando solo, va mutando constantemente. Me aburro, y trato de reinventarme constantemente sino me comen los piojos», destacó.
«Esto tiene sus pro y contras, porque la gente quiere todo muy ya y se pone un poco loca», precisó. En ese sentido, para el creador de una de las cuentas más populares del momento, es muy importante mantener su privacidad y el anonimato. «A veces, viene gente a la feria y me dice: «Pensé que no te mostrabas porque eras muy feo o muy gordo». La gente no entiende que querés mantener privacidad», se ríe.
«Las personas que realmente me quieren conocer, se juntan a charlar o a tomar una birra», indicó.
Honestidad full time
Brunancio dijo que contesta desde la honestidad, «sin caretas». La careta sólo es para la foto.