Un ejemplo de que la plataforma de streaming puede crear cine de verdad, sugestivo y con capacidad de conquistar al público sin grandes alardes.

Julia Roberts, Mahershala Ali, Myha’la Herrold o Ethan Hawke son los protagonistas de Dejar el mundo atrás, una película escrita y dirigida por Sam Esmail y basada en la novela homónima de Rumaan Alam en la que los cuatro actores están rozando un nivel alto.

Sus interpretaciones son muy creíbles y esto, unido a la gestión de la tensión que realiza tanto el guion como el montaje, se traduce en un resultado notable. La trama mantiene el interés hasta el final y algunas secuencias se quedarán en tu retina durante semanas.

Si bien el guion destaca, no es especialmente novedoso, siendo una mezcla de ideas que ya hemos visto en anteriores ocasiones. ¿Qué ocurriría si el sistema tal y cómo lo conocemos colapsa? ¿Cuáles serían las consecuencias sociales? ¿Sabríamos cómo actuar? ¿Quién ha dado la orden de que el mundo se autodestruya?

Estas son tan solo algunas de las preguntas que se ponen sobre la mesa a lo largo de los 138 minutos que dura la película. Duración justa porque en rara ocasión decae el ritmo de la cinta; casi dos horas y media en las que reflexionarás sobre la vida en sociedad.

dejar el mundo atras - Dejar el mundo atrás: posiblemente sea la mejor película de Netflix de 2023

En lo técnico, Dejar el mundo atrás es una cinta sobresaliente que destaca por algunas escenas que construye Sam Esmail y que recordaremos durante mucho tiempo. Sin ser una película de terror, es un thriller que se sustenta en una trama tan realista, que da miedo. No es ciencia ficción, tampoco una distopía: no hay grandes efectos especiales ni siquiera secuencias de acción imposibles. La fortaleza de Dejar el mundo atrás reside en un apartado visual real, como la vida misma.

Lo peor de Dejar el mundo atrás
Se dejan muchas preguntas sin responder, lo cual no es necesariamente negativo, pero puede echar a muchos espectadores atrás.

Dejar el mundo atrás es también dejar muchas preguntas sin respuesta. Estamos ante una película que no busca ser demasiado explicativa, tan solo sugerir con imágenes y secuencias que nos inviten a pensar en las consecuencias de un mundo conectado a través de la tecnología. A mi esta forma de cerrar el guion me gusta, pero entiendo que muchos espectadores se sientan ‘engañados’ por no obtener respuestas a los interrogantes más interesantes.

Fuente: Por David Cruz.