
Este 1° de junio cuatro trabajadoras del Museo Nacional Estancia Jesuítica y Casa del Virrey Liniers cumplen 35 años de servicio ininterrumpido dentro de las paredes más emblemáticas de Alta Gracia. Dialogamos con dos de ellas, Martha Troncoso y Vilma Brondo, quienes llevan adelante cada día una labor impregnada de historia.
«La Estancia» no frenó de generar historias en la época jesuita: cada día, cada año, genera nuevos y apasionantes relatos que hacen al acervo local. Los principales actores para que la memoria se siga construyendo, son quienes hoy llevan adelante la tarea de preservar y construir el patrimonio de nuestra ciudad.
Y si hablamos de actores, se destacan cuatro mujeres que este 1° de junio cumplirán 35 años de servicio ininterrumpido – y fundamental- dentro de las paredes del Museo: Martha Troncoso, Adriana Martínez, Vilma Brondo y Nancy Torres.
Sus roles, bien definidos, juegan un papel importantísimo a la hora de llevar adelante la gestión de, nada más, ni nada menos, un Patrimonio de la Humanidad. Según informaron desde el Museo, Martha Troncoso es encargada del área de Gestión de Colecciones, su rol está vinculado al resguardo de colecciones, profesión en la que se formó arduamente desde muy joven. Adriana Martínez, por otra parte, ha desempeñado diferente roles, en este momento se encuentra a cargo de la Coordinación General, encargándose de la logística interna de los proyectos que lleva adelante el Museo, siendo un nexo entre trabajadores y la gestión. Vilma Brondo es encargada de la Biblioteca y tiene un rol activo asesorando a sus compañeros y compañeras en aspectos referidos a la historia y Nancy Torres cumple tareas asociadas al ámbito del mantenimiento y conservación del patrimonio.
El privilegio de trabajar en la Estancia
«Es un lugar donde nació nuestra historia, donde nació Alta Gracia. Es un privilegio trabajar acá, son 35 años ininterrumpidos. Ha sido siempre nuestro trabajo, lo digo con un orgullo y una pasión tremendas, no es un pesar venir a trabajar acá: lo hacemos con mucha pasión, compromiso y profesionalismo. Somos cuatro personas que quedamos en este momento con este trabajo ininterrumpido. Una siente que es su casa con cada cosa que hace», afirma Martha Troncoso en diálogo con Redacción Alta Gracia.
A su vez, Vilma Brondo expresa: «Es un lugar realmente hermoso, donde nos hemos formado como profesionales, donde hemos aprendido muchísimas cosas: a tratar con el público constantemente, a maravillarnos con ellos. Nosotros nos hemos sentido siempre responsables de mostrar la Estancia bien. Este lugar es donde hemos transitado toda nuestra historia laboral, hemos visto las distintas etapas por las que ha atravesado el Museo, la más increíble para nosotras fue esta última etapa de la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad. Es un tesoro de nuestra ciudad, y nosotras somos sus custodias».
El Museo Nacional Estancia Jesuítica y Casa del Virrey Liniers fue declarado, junto a las demás estancias de Córdoba y la Manzana Jesuítica, en el año 2000 Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
«Es un trabajo de mucha responsabilidad, es el cuidado y la preservación de esos objetos que están en exhibición y los que no están en exhibición. Yo estoy a cargo de la Biblioteca y el público no conoce que hay una biblioteca en el Museo especializada en arte, en historia», cuenta Brondo sobre su labor.

El trabajo detrás de nuevos paradigmas
Quien visitó la Estancia hace más de tres o cinco años no va a encontrar lo mismo si lo visita hoy, claramente. Es gracias a un trabajo constante de un equipo especializado que el Museo va cambiando, mutando, acorde a los nuevos paradigmas y las nuevas generaciones.
«Hace tres años que estamos de total cambio de todas las salas, es interesante que nos visiten, hay cambios y renovaciones. Detrás de cada cambio hay mucho trabajo del personal del Museo, investigación, análisis, nada es al libre albedrío», asegura Troncoso.
En ese sentido, la encargada de la Biblioteca manifiesta: «en este último tiempo se han incorporado otros actores sociales, como los africanos esclavizados, las mujeres, es una nueva línea. Hay mucha tarea de investigación y de formación del personal: vemos de qué manera con nuestra colección podemos reflejar estas presencias olvidadas e invisibilizadas por la historia. Hay una apertura del Museo para reflejar estas presencias que de alguna manera, hoy están asumidas y mostradas a través del guion del Museo».
A lo largo de los 35 años de trayectoria de estas mujeres, se han sucedido diversas gestiones del Museo Estancia Jesuítica, cada uno con nuevas ideas y desafíos. Actualmente quien dirige el espacio es Tomás Ezequiel Bondone, quien asumió su cargo en enero de 2019.
«¿Qué no hacemos?»
«Por ahí la gente nos pregunta ¿y qué hacen ustedes en el Museo? y nosotras decimos ¿qué no hacemos? La gente desconoce esta tarea que más que nada es cultural, y se pregunta ¿qué hace tanta gente en un museo y tantas horas? Siempre hubo mucho trabajo, en este momento el equipo es mucho mayor y cada uno tiene una tarea específica y trabajamos en equipo», afirma Brondo con respecto al trabajo propio y de todo el equipo de la Estancia.
Al finalizar la charla con Redacción Alta Gracia, tanto Martha Troncoso como Vilma Brondo destacaron la figura de Noemí Lozada de Solla, la Directora Fundadora del Museo Histórico Nacional Casa del Virrey Liniers, que fue, a su vez, la primera mujer en la dirección de un Museo Nacional y una vecina destacada de nuestra ciudad, quien falleció en 2009. «Nuestro especial reconocimiento es para Noemí Lozada de Solla, la creadora y fundadora del Museo, un lugar que hoy por hoy ha crecido a través de los años. Nuestro reconocimiento de estos 35 años de trabajo es para ella. De los otros directores también hemos aprendido mucho, pero ella nos abrió el camino», expresaron de forma unánime las trabajadoras.
El reconocimiento
A través de un comunicado, Tomás Ezequiel Bondone, director del Museo, se refirió al aniversario de las trabajadoras y expresó: “Considero que se constituye en un capital de inmenso valor la posibilidad que las instituciones culturales cuenten con equipos experimentados. Por ello, los saberes especializados que cada una de estas trabajadoras atesoran tras sus 35 años de trabajo comprometido, suman calidad a la gestión de nuestro Museo, reconocido como un referente profesional a nivel nacional»