Foto La Voz del Interior

S.D.T fue sentenciado por la Cámara del Crimen de 6ª Nominación de Córdoba por la comisión del delito de abuso sexual gravemente ultrajante continuado en contra de cuatro víctimas que tenían entre 7 y 13 años.

La Cámara 6ª del Crimen de la ciudad de Córdoba en sala unipersonal que presidió el juez Enrique Buteler condenó en juicio abreviado a S.D.T a la pena de 11 años 11 meses y 15 días de prisión tras encontrarlo culpable de abuso sexual gravemente ultrajante continuado y corrupción de menores agravada en concurso ideal en contra de cuatro víctimas de Jesús María.

Los fundamentos de la sentencia se conocieron recientemente. El fiscal de Cámara fue Martín Berger, asistido por el asesor Letrado del 16º turno, Diego Ortiz, y el asesor Letrado del 28º turno, Eduardo Caeiro, como representante complementario.

EL ABUSADOR CONFESÓ

Los hechos databan de los años 2013 y 2014 y fueron cometidos entre Jesús María y Colonia Caroya en contra de niñas que tenían entre 7 y 13 años en ese momento. Todas las víctimas eran amigas de la hija del abusador confeso y aquella estuvo presente en la mayoría de las ocasiones en que tuvieron lugar.

A las víctimas les llevó alrededor de siete años procesar que aquello que habían vivido constituía, claramente, abuso sexual. De hecho, la primera denuncia en contra del hombre de 52 años fue radicada en enero de este año.

PADECIMIENTOS CONFIRMADOS

“Él nos amenazaba dándonos plata, nos compraba helado o chupetines, cosas así, y nosotras no decíamos nada. Las cosas estas pasaban al frente de su hija, éramos tres: yo, su hija y la otra chica. A su hija nunca le hizo nada al menos en frente nuestro. A mí y a la otra chica sí. Él todo lo tomaba como un juego”, se lee en los fundamentos de la sentencia sobre lo relatado por una de las víctimas en Cámara Gesell.

Los peritajes realizados a las víctimas, aunque fueron practicados con varios años de distancia de los abusos sufridos, no detectaron ninguna tendencia a la fabulación ni a la mitomanía. Tampoco a la confabulación ni la simulación.

La mayoría de las víctimas -hoy adolescentes- refirió que esos abusos condicionaron su vida sexual posterior, y que no podían evitar sentir asco y bronca cada vez que veían a su victimario ya que recién fue apresado en febrero de este año.

En dos de los peritajes psicológicos se determinó, además, que una de las denunciantes tiene síndrome de estrés postraumático y otra de ellas también un síndrome de estrés postraumático, pero crónico.

El informe pericial coincide en enumerar las emociones negativas que vivieron y viven quienes padecieron los abusos: “Incapacidad persistente de experimentar emociones positivas, hipervigilancia, problemas de concentración, alteraciones del sueño, recuerdos de situaciones traumáticas, creencias o expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo”.

También destaca el peritaje sobre una de las víctimas: “Presenta signos de contenido fóbico y ansiógeno con elevado nivel de angustia, estado emocional depresivo crónico”.

Fuente: La Voz del Interior