Redacción Alta Gracia- Pasó la trigésimo primera edición del Encuentro de Colectividades y si bien ya se deberían haber aceitado ciertas cuestiones, en esta ocasión se plantearon quejas desde varios sectores.
LO POSITIVO
Entre lo bueno de esta edición y como novedad es el sistema de plateas generales que se estableció para cuatro de las ocho noches, con las cuales se podía ver el espectáculo principal por 180 ó 200 pesos respectivamente. También la instalación de pantallas dentro del predio, así cualquier transeúnte podía ver el show donde estuviera.
Los descuentos a vecinos de la ciudad en la puerta del encuentro también fue un acierto-anteriormente los descuentos se hacían sólo en las anticipadas-.

La inclusión como regla también lo fue: la carpa para celíacos-que funciona desde hace varios años-, el Espacios Truck y la toma de personas con discapacidades para trabajar en las carpas.
LO NEGATIVO
La desinformación constante fue uno de los graves errores de esta comisión o del área de prensa. La noche de Piñón Fijo y Caligaris se informó sobre la hora que «aquellos que quisieran reservar plateas podían hacerlo por la suma de 300 pesos». El horario en el que subiría Jorge Rojas el último sábado fue modificado unos días previos y la prensa fue informada horas antes, hecho que se reprodujo en la sorpresa de aquellos que fueron a verlo y se encontraron con un show terminado. La prensa tuvo problemas para trabajar sobre todo los días de masividad, cuando se caía el servicio de internet, el espacio al costado de plateas no era el adecuado y la falta de una valla entre plateas y escenario propiciaba a la pelea con las fanáticas.
Los descuentos para vecinos se realizaron de manera azarosa, algunos si lo obtuvieron, otros no. Aquellos que pagaron 200 pesos aún con documento en mano nunca recibieron un descuento o explicación de porque no se les dio la bonificación. Además de que se habilitaron solamente dos puestos de ventas de entradas e ingresos, medida que produjo el primer sábado, colas de 200 metros para ingresar al predio.

El tema de la inclusión tiene muchas aristas, por un lado se los incluyó laboralmente y por otro -según trascendidos- se les abonó entre 40 y 60 pesos por hora-. Varios padres que asistieron al sector-delimitado- para personas con discapacidad plantearon a este medio: primero la mala predisposición de algunos jóvenes que trabajaban en el sector plateas para dejarlos pasar, en segundo lugar la falta de sillas, en tercer lugar el cartel con la silla de ruedas y el hecho de que estuvieran separados de la platea, hecho que no encaja con la «inclusión».

Las acreditaciones fueron un problema general, no sólo para la prensa sino también para los carperos, con sus empleados y los bailarines que hacían shows dentro de sus espacios. Además de la fuerte sospecha de que una de las carpas mejor ubicadas y más amplias, pertenecía al familiar de un funcionario provincial.
La gran feria que se armó afuera del predio trajo resquemores entre los comerciantes que esperaban estas fechas para levantar las ventas y no lo vieron reflejado, debido a los productos baratos que se ofrecían en las mesas de este sector.
La banda local de rock Forjha emitió un comunicado de prensa en su facebook oficial alegando maltratos por parte de la organización. Se los cambió de horario y de ubicación en la Noche del Tributo al Rock, sin explicaciones. Ante su exposición, otros grupos y academias de danzas-que no participan desde hace años-expresaron también su disconformidad con los tratos de la organización.
La superposición de la última noche-que debía ser un rotundo éxito- con la peregrinación de la Virgen de Lourdes y el paso de la peregrinación por la entrada del festival trajo consecuencias negativas. Muchos vecinos de la ciudad no asistieron al evento por los ya conocidos hechos delictivos que ocurren cuando llegan los peregrinos, algunos alcoholizados, algunos con otros motivos que no son la fe precisamente.
Como comunicadores y como vecinos, esperamos se mejoren estos aspectos para la trigésimo segunda edición.