Por Pexels– Son muchos los que durante estos días han seguido de forma ávida el Mundial de Atletismo de Londres, una cita imprescindible para los amantes de este deporte y para todos los fans de Usain Bolt, ya que ésta ha sido su última cita deportiva.
El jamaicano ha puesto punto y final a una carrera que lo ha catapultado al Olimpo de los atletas aunque, todo sea dicho, ha sido una despedida agridulce. Ahora, Bolt abre una nueva etapa en su vida en la que los nuevos proyectos no faltan y es que el relámpago ya se ha convertido en embajador de la sala de la pica roja, Poker Stars, y ha anunciado su intención de comenzar una nueva carrera deportiva en el mundo del fútbol.-
El hecho de que Bolt no vea un final en el mundo del deporte anima a muchos a dar el pistoletazo de salida en alguna disciplina deportiva con el fin de mantenerse en forma. Habitualmente se suele optar por acudir a un gimnasio o por practicar algún deporte al aire libre, siendo el running la opción más popular aunque no siempre la más recomendable para aquellos que llevan mucho tiempo sin someter a su cuerpo a algún esfuerzo físico. Para todos ellos existe una disciplina que combina deporte y aire libre sin la necesidad de morir en el intento, se trata del Power Walking.
El Power Walking se posiciona como una alternativa para aquellas personas a las que no les gusta correr o bien para aquellas que no pueden hacerlo. La base de esta disciplina deportiva es andar, pero lejos de lo que muchos puedan pensar no se trata de andar y ya, sino que entran en juego factores como la postura del cuerpo, la pisada y el ritmo. Cuando se practica el Power Walking se debe mantener la vista al frente, los hombros hacia atrás, el abdomen recto y contraído, y el pecho arriba, ya que de esta forma se evita arquear la zona cervical y la sobrecarga en las lumbares y la espalda.
Una sesión de Power Walking dura alrededor de una hora y durante ella se puede ir modificando el ritmo, de lento a rápido, de manera progresiva y siempre teniendo en cuenta el límite de cada uno. No se trata de forzar a nuestro cuerpo sino de encontrar aquella velocidad en la que nos sintamos cómodos. La ligereza de su práctica, que se asemeja a dar un paseo pero con una intensidad algo mayor, hace pensar que los beneficios del Power Walking no pueden ser semejantes a la práctica de otras disciplinas más explosivas como el running. Nada más lejos de la verdad, ya que si bien es cierto que el esfuerzo biomecánico disminuye, el cardiovascular se mantiene igual. De hecho, según un estudio realizado por la American Heart Association, los beneficios de salir a andar de manera habitual superan a los que se consiguen corriendo durante una hora para mantener a raya enfermedades como la hipertensión, la diabetes o la hipercolesterolemia.
Además, la práctica diaria de Power Walking ayuda a aumentar la capacidad cardiorrespiratoria y la resistencia, mejora la respuesta inmunológica al aumentar la temperatura corporal y reducir la liberación de hormonas asociadas al estrés, previene la diabetes al ayudar al organismo a mejorar la capacidad de gestión del azúcar y la insulina, fortalece las articulaciones y músculos del aparatado locomotor, incrementa la masa muscular al tiempo que fortalece las articulaciones y aumenta la flexibilidad, y contribuye, cómo no, a mantener nuestro peso a raya. Por si esto fuera poco, hay que añadir el beneficio común que se deriva de toda práctica deportiva, que no es otro que el de sentirse bien con uno mismo, combatiendo de este modo la ansiedad y el estrés.
Sin duda, el Power Walking se posiciona como una práctica ideal para todos aquellos que quieran cuidarse, independientemente de la edad, sin tener que someter a su cuerpo a un gran esfuerzo físico. Además, también es altamente recomendable para todos aquellos atletas en sus días de descanso, pues de esta forma se sigue trabajando pero a un ritmo más reducido por lo que el cuerpo no sufre.