Por Licenciada Alicia Lucero. En este tiempo, de búsqueda y de reemplazo de las costumbres perjudiciales para la convivencia, surge, la preocupación de la familia por el pequeño que no comparte.  Y esto puede ser cierto, pero es incorrecto, para un niño de tres o cuatro años.

Los seres humanos realizamos una serie de aprendizajes que no dependen solamente de la estimulación, sino de la naturaleza. Estos procesos, forman parte de su crecimiento y, requieren de un tiempo biológico, no del tiempo-reloj, para lograrlo. Estos procesos hacen que un hijo nazca y crezca,  sin mayor intervención de la mano del hombre. Y, con estos programas naturales,  obtiene logros que le favorecen su desarrollo físico  y mental, y llega posteriormente, a su desarrollo con intervención social, que le permitirá compartir con otros niños de su misma edad.                 

Por eso, un hijo que tiene la familia armada en cuanto a las relaciones afectivas, elabora un espacio de aprendizajes no sistemático, que lo  prepara para resolver diversos temas.                                                                                                                                     Se sabe que los padres, como menciona un pediatra local, no recibimos ningún título para educar a nuestros hijos. Y que, al momento de concebir, empezamos a cumplir con la función de ser papás o mamás. Además, con todo lo que le damos en familia y lo que trae el bebé, se  gestará el proceso de adquisición de numerosas funciones y desarrollos, pero que requieren  cierto orden de evolución.

El infante logrará conocerse, manejarse en su espacio con algo de autonomía, moverse en sus relaciones afectivas familiares y por último, empezará a compartir  con otros pares o niños de la misma edad, a los cinco años aproximadamente.

Pero, debo aceptar que algunas madres o padres dirán: “Mi hijo es sociable o siempre lo fue…etc.” Lo cual es posible y seguramente tengan razón.

Sin embargo escribo el tema en función de las consultas recibidas,  y en consonancia con lo que se considera como normal, en las bibliografías existentes. De forma que mi propósito es aliviarles la preocupación a las mamás o padres que tienen niños que no comparten.

También por eso concluyo, diciendo que no es bueno, si se puede evitar, (Ej: guardería ), sacar al niño del seno familiar para estar en otro grupo, a muy temprana edad, porque de este modo, se pierde el mejor néctar de la miel natural de la familia, única e irremplazable.

Sigmond Freud, decía que los primeros años de vida, marcan o dicho de otro manera, modelan la personalidad del niño/a. Nosotros fuimos niños/as…Analicemos en nuestra propia historia.

Y recordemos que hay un tiempo para cada cosa. No apuremos los tiempos.

Imagen: Vanguardia