Iban a venir los dos juntos a vacunarse y lamentablemente ella vino solita, porque el familiar falleció”, relata emocionada la enfermera Evelyn Ramírez (45) sobre uno de los casos que más la conmovió desde que empezó a vacunar contra la pandemia en Alta Gracia.
Ramírez está todos los días en el vacunatorio del Polideportivo Municipal. Se especializó con cursos en vacunación, como el resto de sus compañeras. Para ella es “una experiencia hermosa”. Sin embargo, advirtió que “no es venir y poner una inyección y nada más”.
“La gente llega con sus preocupaciones o con miedo por lo que escuchó de algún efecto de alguna vacuna. Hay una parte psicológica también en la enfermería”, considera Evelyn sobre el doble rol que cumplen.
Plantea que es fundamental la contención a los vacunados, más aun ante los adultos mayores. “A veces viene gente sola y las enfermeras tratamos de explicarle todo lo mejor que se puede”, relata.
Más allá de muchas experiencias agradables –”la mayoría”, aclara– recuerda que también le tocó atender a “gente que viene enojada por la vacuna que le tocó”, y que deben aclararles que nadie elige cuál se pone. Hasta hubo personas que llegaron al vacunatorio con turno pero se fueron porque no le gustaba esa vacuna. “Pero al otro día volvían porque se la querían poner igual”, remata.
FUENTE E IMAGEN: LA VOZ DEL INTERIOR