La masculinidad frágil es un tema que traspasó las barreras de la militancia y de los espacios de reflexión. Hoy se lo cuestionan influencers y medios masivos de comunicación. Este sábado en Alta Gracia se realizará el primer encuentro «Ronda de varones», un espacio libre y abierto para dialogar sobre deconstrucción y nuevos paradigmas.
Construimos masculinidades y feminidades desde el momento de la concepción. Otorgamos un nombre, damos una identidad acorde al sexo biológico, inculcamos juegos y costumbres asociadas al género. Obviamente, con las concepciones de cada época.
Emma Watson, actriz y Embajadora de Buena Voluntad de ONU Mujeres dio un discurso allá por 2014, cuando presentó la campaña HeForShe, que dio pie al inicio del debate de la masculinidad frágil, aunque ella nunca usó ese término. «No hablamos a menudo de hombres encarcelados por estereotipos de género, pero puedo ver que lo son, y que cuando sean libres, las cosas cambiarán para las mujeres como una consecuencia natural. Si los hombres no tienen que ser agresivos para ser aceptados, las mujeres no se sentirán obligadas a ser sumisas. Si los hombres no tienen que controlar, las mujeres no tendrán que ser controladas», afirmó en su disertación en pos de la igualdad de género.
¿Qué es la masculinidad frágil?
Pero, ¿a qué llamamos masculinidad, entonces? Según un escrito de la Dirección General de Políticas de Género, a cargo del Ministerio Público Fiscal de la Nación, «para que un hombre sea considerado como tal debe detentar características como ser activo, fuerte, no expresar sus emociones, no demostrar miedo, ser jefe de hogar y proveedor, responsable y autónomo, entre otras. Asimismo, dentro de los mandatos de la masculinidad hegemónica, el autocuidado y la valoración del cuerpo en el plano de la salud es escaso ya que se asocia a vulnerabilidad, y por tanto, aparece como un valor femenino. Una de las características vitales de la masculinidad hegemónica es la heterosexualidad. Así, en el marco de la sexualidad, el modelo ordena al varón a desear, conquistar y poseer mujeres». En otras palabras: varón, blanco, heterosexual, sin discapacidad.
Masculinidad frágil es, entonces, es el esfuerzo del varón por sostener e imponer ese estereotipo, aunque le cueste, aunque no lo sienta.
La masculinidad frágil en los medios
Si nos corremos del manual, de la definición sociológica y nos vamos al trajín de redes sociales del día a día, en enero de este año el influencer Santi Maratea «dio cátedra», según titularon algunos medios (hegemónicos, dicho sea de paso), al periodista Favio Azzaro. El contexto: el bar porteño inclusivo Maricafé sufrió un hecho homoodiante y delictivo al recibir un objeto en llamas, que provocó daños en el lugar. Azzaro, en su programa de tv ridiculizó las siglas LGBTIQ+ y desvió el tema (el ataque delictivo) hacia la sexualidad, haciendo hincapié en su heterosexualidad. Maratea respondió en sus redes sociales e introdujo el concepto de masculinidad frágil: «Después de todo estamos hablando de masculinidad frágil, ¿no? Y esto es lo que pasa, es un claro ejemplo. Si a un hombre se le cuestiona, o ni siquiera se le cuestiona, pero si él siente que su sexualidad se cuestiona tiene que arrancar a desviar un tema que es importante para hablar de su sexualidad, tiene que empezar a molestar a su compañera, porque tiene tetas y a él le gustan las tetas. Todo responde a la masculinidad frágil”.
Eso nos lleva inevitablemente a pensar en la masculinidad y la violencia. Según el escrito del MPF anteriormente citado, «algunos comportamientos sociales atribuidos a los varones que se han cristalizado y normalizado posibilitan gran parte de las violencias hacia las
mujeres, lesbianas, gays, trans, travestis, bisexuales, no binaries, que se presenta en nuestra sociedad». ¿Cuántas veces hemos leído en los medios que un femicida, al matar una mujer, declara que «se mandó una cagada»? Que ese hecho que terminó con la vida de una mujer fue porque no pudieron controlarse, porque, pobres, debían ser activos, fuertes, inmutables…
No obstante, en este sentido como sociedad hemos avanzado. Ya no se cuestiona (tanto) la víctima, si no el victimario. El debate sobre masculinidades frágiles ya ha traspasado las barreras de la militancia y los espacios de reflexión.
Para agendar
Hablando de avanzar por sobre estereotipos de género, este sábado se realizará en la Biblioteca Popular Sarmiento (P. Bustos 345) el primer encuentro «Ronda de varones», un espacio libre y abierto para dialogar sobre deconstrucción y nuevos paradigmas. El evento estará a cargo de Manuel Bomheker, comunicador social y quien dirige la oficina de comunicación de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC y quien brinda, además, desde hace años herramientas para comunicar con perspectiva de género.