Hace 4 años Facundo Torres dejaba la intendencia y asumía Marcos. Aquel diciembre de 2019 se habló de “continuidad” del proyecto político. Pasó mucha agua bajo el puente y este 2023 la reasunción de Marcos Torres vuelve a poner el eje en la “continuidad”.

Si ponemos la foto del 2019 y la comparamos con la de la asunción de este 11 de diciembre del 2023 es prácticamente idéntica, salvando algunas caras renovadas de concejales y funcionarios.

La “foto” no es sólo la continuidad, que no tiene nada de novedoso viniendo de un proyecto político que este martes el flamante viceintendente destacó festejando sus diez años de permanencia, sino además la falta o al menos el poco abordaje de metas o propósitos claves para los años que se avecinan.

En el 2019 al igual que este 2023 el agradecimiento fue a los “gestores” históricos del “cordobesismo”: José Manuel de la Sota, Juan Schiaretti, Hugo Testa e incluso – hasta relegado pero no menos importante- Walter Saieg.

En aquel acto de asunción y los meses posteriores gran parte de la oposición calificaba al reciente intendente como el “hermanito imberbe y títere de Facundo”.

Sin embargo, demostró en cuatro años su propio liderazgo dentro y fuera de su espacio político. Convocó a propios y ajenos en su gabinete y hombres y mujeres de confianza, se metió en el barro y – en el último tiempo- dejó a sus adversarios que se terminen desgarrando internamente logrando, de este modo, la ruptura abrupta de Juntos por el Cambio.

Contra todos los pronósticos logró más del 55% de los votos el pasado 17 de septiembre y tiene el respaldo de cientos de altagracienses que vieron en su gestión un avance de ciudad.

A cuatro años, volviendo a la misma foto, Marcos  Torres no habló de proyectos, de expectativas, de gestión a futuro en temas puntuales. Sin embargo, esta vez una frase resonó: “El Estado presente nunca se desentiende”.

Mientras el presidente anarcocapitalista Javier Milei repitió en más de una oportunidad que el ajuste lo pagará el Estado (que somos todos y todas), esta declaración no es menor teniendo en cuenta que Torres declaró que -ante un balotaje- su voto iría claramente a Sergio Massa.

Y probablemente no le salga “barato” su desafío frontal al  cordobesismo que hasta entonces seguía en la supuesta intriga post 22 de octubre.

El discurso de reasunción Marcos Torres reforzó la idea del Estado presente y probablemente el próximo 1 de marzo cuando comiencen las sesiones ordinarias del Concejo Deliberante dé a conocer cómo se “ajustarán” algunos cinturones de cara a los próximos años.

A pesar de todas las crisis de los últimos tiempos lo que hay que reconocerle al “cordobesismo” es su capacidad de abroquelarse y comportarse como la “república” que pretenden ser fuera del mapa federal, entre medio neoliberales pero con la bandera de la justicia social. Y esto, quizá, sea el salvataje para lo que se viene en los próximos años.