En víspera de las fiestas de fin de año en donde el uso y abuso de pirotecnia genera desazón tanto a mascotas como a personas, se recuerda que en la ciudad está prohibida su comercialización y uso.

Desde la Fundación, junto a organizaciones e instituciones que trabajan durante todo el año para concientizar a la población sobre el daño sonoro que genera la pirotecnia, vuelven a recordar que está vigente la ordenanza  Nº 9.900 

«Concienticemos a la población respecto al impacto que tiene la pirotecnia, ésta causa un gran sufrimiento en humanos, animales y en el medio ambiente», expresaron desde la Fundación ADMA.

El uso de la pirotecnia afecta en mayor medida a los bebés, los ancianos, las personas con problemas de salud y personas con capacidades diferentes e hipersensibilidad sensorial, como es el caso de las personas dentro del espectro autista. La contaminación sonora que produce la pirotecnia provoca ataques de pánico en jóvenes y adultos con autismo y Asperger. En general ocasiona miedo, estrés, taquicardia y, en caso de enfermedad, empeoramiento de la salud del paciente.

La manipulación de pirotecnia puede provocar quemaduras, heridas, lesiones oculares, hipoacusia entre los daños más frecuentes a la salud. Es uno de los principales motivos de consulta de guardias médicas durante esta época del año

En los animales, el uso de pirotecnia genera taquicardia, temblores, falta de aire, náuseas, aturdimiento, pérdida de control, miedo y/o muerte. Los animales silvestres también sufren los mismos trastornos, podría incluso alterar sus ciclos de reproducción.

Los fuegos artificiales son también una de las principales causas de incendios forestales.