Ilustración: Andrea Paredes | @driu.paredes

A raíz de las expresiones homofógicas y en contra de los femicidios que el presidente Javier Milei abordó en Davos, cientos de miles de personas salieron a las calles en todo el país e incluso frente a las embajadas en distintas partes del mundo a fin de defender derechos adquiridos y Alta Gracia no fue la excepción. Sin embargo, se pudieron observar comentarios sobre la misma en redes sociales de un altísimo nivel de intolerancia, discriminación y negacionismo. ¿Y nuestros representantes?.

Haciendo un rápido recorrido por los comentarios en los medios locales que cubrieron la manifestación en la ciudad, se pudo observar a personas que enaltensen al dictador Rafael Videla y las atrocidades cometidas por la dictadura cívico- militar, así como también un nivel de desconocimiento sobre las leyes de identidad de genero, figura legal del femicidio, matrimonio igualitario, ESI, entre otras legislaciones vigentes.

¿En qué momento pasamos de estar orgullosos de nuestra escuela pública, universidad pública, salud pública a odiar – literalmente- al vecino o vecina que se expresa diferente?.

Buscando algo de bibliografía sobre las posibles causas que generan este tipo de discursos, se encuentran las siguientes:

Prejuicios y estereotipos

Las creencias erróneas o generalizadas sobre ciertos grupos pueden alimentar el odio y la discriminación.

Miedo y desconocimiento

El miedo a lo diferente o la falta de contacto con determinados grupos pueden generar rechazo y, eventualmente, discursos de odio. La desinformación también juega un papel clave.

Manipulación política y social

Líderes o grupos de poder pueden fomentar el odio para dividir a la sociedad, desviar la atención de problemas reales o ganar apoyo a través de la polarización.

Redes sociales y anonimato

El auge de internet ha facilitado la propagación de discursos de odio, ya que el anonimato y la viralización permiten que los mensajes discriminatorios se difundan con rapidez y sin consecuencias inmediatas.

Frustración y crisis socioeconómicas

En contextos de crisis, la frustración y el descontento pueden canalizarse contra ciertos sectores de la población, identificándolos como responsables de la situación.

Cultura de la intolerancia

En sociedades donde la violencia verbal y la discriminación están normalizadas, el discurso de odio puede ser visto como algo aceptable o incluso promovido en ciertos entornos.

Multiplicación de discursos de odio e intolerancia en Alta Gracia

En un breve recorrido por algunos portales de noticias de la ciudad, quienes cubrieron la marcha en Alta Gracia, se observó una catarata de comentarios, por lo menos, polémicos:

Repasemos:

Libertad de expresión vs discursos de odio

La libertad de expresión es un derecho fundamental, pero no es absoluta. Sus límites se establecen cuando afecta derechos de terceros, la seguridad pública o el orden democrático.

El discurso de odio, que incita a la violencia o discriminación contra grupos o individuos por razones como raza, religión, género u orientación sexual, suele estar regulado legalmente para prevenir daños sociales. El desafío es equilibrar la libre expresión con la protección contra el odio, evitando la censura injustificada pero también la impunidad de mensajes peligrosos.