Según el Observatorio de Políticas de Género de la Nación, las trabajadoras cuentan con una desventaja: mientras que en el sector formal, un hombre cobra un 30% más que una mujer por el mismo trabajo, en el informal el porcentaje asciende al 35,6%.
El 1° de mayo se conmemora el Día Internacional del Trabajador en la mayor parte del mundo en homenaje a un grupo de hombres estadounidenses, «Los Mártires de Chicago», que fueron ejecutados por exigir condiciones laborales dignas.
El mundo del trabajo del hombre es bien conocido, no obstante a la mujer se le asignaba el rol tradicional de las tareas del hogar que, todos conocemos (¿verdad?), implicaba cocinar, limpiar, el cuidado y crianza de los niños, ya sea de casa propia o ajena.
Con la Revolución Industrial la mujer fue ganando espacio en el ámbito laboral fuera de casa, sin abandonar las tareas hogareñas: un doble laburo. No obstante, desde esa época (estamos hablando del 1870 en adelante), las mujeres cobraban mucho menos que los hombres por las mismas tareas realizadas. Hoy, en el 2022 (¡casi 150 años después!), la situación no ha cambiado.
Según los datos emitidos en el 2021 por el Observatorio de Políticas de Género de la Nación, las mujeres cobran un 30% menos que los hombres en el sector formal, mientras que en los empleos informales la desventaja es del 35,6%.
«La cantidad de horas dedicadas al trabajo, la distribución desigual de las tareas de cuidado y del hogar en la dinámica familiar, la calificación de las tareas consideradas más “femeninas” o más “masculinas”, el presentismo, el uso de las licencias por responsabilidades de cuidado, entre otras cuestiones, impactan en la remuneración final de cada trabajadora y son parte de los indicadores de desigualdad entre varones y mujeres en el marco laboral», expresa el Observatorio.
La situación pre pandemia
Cabe destacar que ese número aumentó con la pandemia, ya que en el año anterior al estudio del Observatorio, un informe sobre la situación de género del 3er trimestre de 2019 del departamento de Estudios Estadísticos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), demostró que los hombres cobraban un salario 20,2% mayor que las mujeres. El salario bruto promedio de trabajadores de unidades productivas era, en ese entonces, de $51.203, y el de las trabajadoras de $42.585.
Además, el informe reflejaba que, había cuatro actividades que concentraban el 58,5% de las trabajadoras, de trabajo en blanco, por supuesto. El 29,5% de las mujeres registradas y cubiertas se concentraba en administración pública, defensa y seguridad social obligatoria, el 13% en servicios de hogares privados que contrataban servicio doméstico (insisto, en blanco), el 12,4% en enseñanza y un 3,6% en salud humana y servicios sociales.
8 de marzo: Día de la Mujer Trabajadora
La historia romantizada de mujeres quemadas vivas dentro de una fábrica, que fallecieron como mártires, y que por eso se celebra el Día Internacional de la Mujer dista (por lejos) de la verdadera historia del #8M.
No obstante, todos los 8 de marzo se conmemora en el mundo la lucha de las mujeres por la igualdad, el reconocimiento y ejercicio efectivo de sus derechos. Los derechos laborales, uno de ellos. Porque no hay «feliz día del trabajador», si no hay derechos laborales igualitarios.