La historia entre Barney y su B*bot, una especie de smartphone de medio metro, entretendrá a los más chicos, y hará reflexionar a los padres sobre el uso de la tecnología y las redes sociales en los niños.
El acceso a la tecnología en los niños se da cada vez desde edades más tempranas. Más de uno habrá dicho «yo a mi hijo no le pienso dar el celular», y ha sucumbido a habilitar YouTube Kids o instalar un juego que los mantenga absortos durante un período de tiempo. Hoy, dicho sea de paso, los jóvenes manejan las redes sociales con la naturalidad con la que realizan cualquier otra tarea básica.
«Ron da error» (Ron’s gone wrong) es una película del 2021 que se encuentra disponible en la plataforma Disney+ (o Cuevana, también). Narra la historia de Barney, un niño que aún no ha comenzado el secundario y es, en la lupa yankee, el blanco del bullying: flacucho, sin habilidades sociales, asmático, alérgico, nerd y vive con su padre y abuela.
Por otro lado, la película nos presenta un mundo no muy distinto a la realidad, donde los niños acceden a un B*bot, un robot inteligente que tiene conocimiento de todos los aspectos de la personalidad de su niño, y comparten cada acción en una red social… quien no tiene un B*bot, no encaja con sus pares ¿Fantasía o realidad?
Sin entrar en detalles para no spoilear, Ron da error es una cinta inteligente con un objetivo claro. Son de destacar los chistes inesperados que arrancan carcajadas en los chicos, algunos gags más rebuscados, tal vez para los mayores. Pero sobre todo, es una película con mucho corazón, con más de un mensaje para toda la familia, tanto adultos como niños. El cómo se aborda el bullying, un padre que trabaja a deshoras, una abuela que lo da todo por su nieto, una familia que se desvive por la felicidad de un niño que no encaja, la amistad, y sobre todo cómo influyen las redes sociales en el autoestima de los más chicos tocarán la fibra interior en más de uno.
¿Película pochoclera? Totalmente de acuerdo. ¿Subestimada? Sin duda alguna. ¿Recomendable? Por supuesto.
Y si ya la viste… ¡Hola, Absalom!