El sitio «Mujeres que no fueron tapa» lanzó una encuesta donde preguntaba a partir de qué edad la cultura y el entorno empezaron a hacer sentir a las mujeres que estaban viejas para ciertas cosas. De las 15 mil mujeres que participaron de la encuesta, el 65% contestó a los 30.
A los 4 años leía de corrido, mejor promedio en la primaria, medallitas por doquier, reconocimientos escolares, una familia que se jactaba de mi personalidad aplicada y apacible. Una carrera universitaria en tiempo y forma y con buenas notas. Me recibí a los 22. Viajé a Europa. Tuve un hijo a los 25. Tengo una familia y un perro obediente. ¿Y ahora?
«Crecimos con este cuentito. Antes de los 30 había que recibirse, casarse, embarazarse, tener la casa, el perro, el auto, viajar. El cuento decía que si hacías todo eso, si llegabas a ese lugar, ibas a ser feliz, te convertías en una buena y exitosa mujer. Así que desde que nacemos todas lanzadas a una carrera de ir tachando esa lista. Apurarse, extenuarse, entregarle la vida a los mandatos y a ser productivas. Había que apurarse para llegar, para no quedarse afuera, para no ser ‘vieja’. ¿Para qué? ¿Para quién?» Así reza un posteo de la cuenta Mujeres que no fueron tapa, un espacio sororo que intenta hackear estereotipos y mandatos.
Claro, como si no hubiera ya mandatos impuestos.
Todo comenzó con una encuesta que abrió un debate que pocos se animaron a hacer con anterioridad: ¿Qué pasa si no cumplimos con ese mandato de que a X edad tenés que tener todo resuelto?: «¿A partir de qué edad la cultura, tu entorno, empezaron a hacerte sentir que ya estabas vieja para ciertas cosas y que había cosas que ya no podías hacer?» De las 15 mil mujeres que participaron de la encuesta, el 65% contestó a los 30; el 19% a los 40; el 14% a los 20; y el 2% a los 50. ¿Qué le podés decir a una chica menor de 20 años que no puede hacer porque es muy vieja ya? No se me ocurre, honestamente.
Más de una vez, esperando en el dentista ojeando una revista o navegando por internet hemos visto artículos como: el flequillo ideal para llevar después de los 50, el pantalón de Julia Roberts que causa furor en mujeres de 40, la crema anti age +30, +40, +50… y así sucesivamente. Che… ¿crecer está tan mal? ¿Tan fea se viene la cosa después de los 30? No me asusten.
Recuerdo que en mi viaje de estudio de sexto grado una compañera llevaba cremas para las arrugas y se hacía mascarillas antes de dormir en la cucheta, donde previamente nos habíamos peleado para ver quién dormía en la cama de arriba. Sexto grado: once años. Repito: once años. ¿Qué pasaba por su cabeza? ¿Y en su entorno? ¿Qué hará esa chica hoy?
Durante décadas, siglos, tal vez, nos hicieron creer que envejecer estaba mal, que las arrugas había que ocultar, que las canas había que teñir. ¿Acaso envejecer no es un proceso natural? Ah, pero un hombre con canas y buena pinta es un sugar daddy. Ojo, no digo que en los hombres el mandato también pese, pero, un hombre con 30 años que aún no ha tenido un hijo, es porque no ha sentado cabeza aún. Si no lo tuvo antes de los 40, es porque se estaba dedicando a su carrera. Si no lo tuvo a los 50, es que es muy profesional. Tal vez me equivoque, tal vez, no.
«No importa la edad que tengas, este mensaje se dirige a toda la sociedad y dice que las mujeres somos objetos caídos en la obsolescencia que, llegada cierta edad, mejor tapate y que nadie te vea», expresa un posteo de Mujeres que no fueron tapa (MQNFT). No obstante, y debo admitir, no es lo mismo tener 50 en la época de mi bisabuela, que por fotos la veo de batón y rulitos en permanente; que una mujer de 50 ahora, que continúa en la vorágine laboral, que usa biquini porque se animó a ponerse una biquini, porque puede ponerse una biquini, porque tiene un cuerpo, porque quiere disfrutar del verano, sin tabúes, sin prejuicios, sin complejos.
Ansío cumplir 30 y ver qué pasa. Tal vez siga igual de infantil y usando remeras de Harry Potter. Tal vez por arte de magia me convierta en una mujer que ya no comparta memes en redes sociales y pueda, al fin, diferenciar un Malbec de un Cabernet Sauvignon.












